Tras el pálido empate ante Everton, donde de milagro no perdió, Curicó Unido subía a los 2600 msnm para intentar romper la maldición de El Cobre, estadio en donde ni siquiera marcó un gol. El Cobresal de Gustavo Huerta es de esos equipos que te ponen un buen puzzle táctico, y entre eso y el factor altura complican siempre a un equipo como el de Palermo.

Y si bien el primer tiempo fue parejo, con chances para ambos lados, como un bombazo de Pablo Corral que contuvo bien Requena, mientras que los locales respondieron con un tiro de Salinas que contuvo bien Perafán.

Ya en el acréscimo del primer tiempo, luego que la defensa albirroja concede infantilmente un corner, lo aprovechan bien los albinaranjas gracias a un potentisimo testazo de Mario Pardo.

Progresivamente varios jugadores albirrojos bajaron su nivel, y sucumbieron ante el correcto replegamiento atacameño, que supo administrar bien los tiempos y la posesión.

El segundo lapso a ratos parecía una hemorragia ocular para el televidente, pues la ofensiva albirroja careció de ideas para llegar al arco de Requena, Palermo intentó refrescar el equipo con variantes, siendo el pequeño Nicolas Nuñez el que entró mas prendido. Los últimos minutos se vieron a un Curicó con más desespero que fútbol el empate, y los locales aguardaron para matar en el contragolpe, y el momento vino al 96 gracias a un joven canterano, Benjamin Osses, que lograria su bautizo de gol.

Mas que nunca, el cuadro albirrojo quedó en deuda tras una pálida presentación, y el credito empieza a agotarse.

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