Por Marco Llano M.
Foto de Nelson Altamirano Z.

Desde que Pablo Milad venció en las últimas elecciones de la ANFP al actual propietario del club árabe, Jorge Uauy, las relaciones institucionales de Palestino con el club curicano son de lo más tóxico que hay en esta liga tan surrealista. Desde la negativa desde el club de El Parrón de vender entradas a los hinchas visitantes, pasando por varios amagos de golpes entre ambas directivas y los medios albirrojos, y los groseros ataques entre los CMs, que incluyeron agresiones de índole étnica, fueron la tónica de una insólita rivalidad que va en brusco aumento entre torteros y baisanos, algo que se viene arrastrando desde el 2019 cuando los dirigentes del club cisternino provocaron disturbios en el estadio albirrojo, en donde los micrófonos de MD Sports fueron testigos elocuentes.

El complejo arbitraje de Cristian Garay fue el condimento definitivo para que un partido entre el cuarto y el segundo de un torneo de primera división fuera reducido a uno de la B Metropolitana Argentina, en donde la tónica son golpes, patadas, decisiones por lo menos cuestionables, pésima infraestructura (Y sí, el estadio de Ituzaingó parece Wembley al lado de La Cisterna, por lejos el peor estadio de nuestra liga), estaba todo dado para un espectaculo de ordinariez en estado puro.

De fútbol bien poco, despues del buen gol de Maxi Salas cuando el partido iniciaba, el cotejo se turnó friccionado, con un Curicó poco productivo en mediocampo merced del poco ritmo en que venia Nadruz, costaba penetrar la aplicada defensa local. Damián habia apostado a un 4-1-4-1 sentando a Coelho en el banco, sabiendo que el yorugua solo rinde cuando entra de suplente, ya que cuando se la juega con el doble 9 desde el arranque, al de Artigas o lo eclipsa Holgado o se nubla sólo ante hasta las peores defensas.

El unico que hacia algo distinto era Bayron Oyarzo, que metió dos goles que fueron anulados por faltas previas, la calentura del puertomontino lo dejó con todo un incendio en su cabeza, y Damián no tuvo otra que sacarlo para poner a Coelho, que no tardó en empatar el cotejo y confirmar esta tendencia que mencionabamos.

El partido empezó a irse de las manos al arbitro y el VAR, primero no expulsando a Fede Castro por un pisotón fuerte que ameritaba roja directa, y luego dando un penal totalmente inventado a favor de Palestino sobre el final, que convirtio Carrasco.

Un axioma muy requerido en Argentina dice: “Un pésimo arbitraje solo genera violencia” y asi fue, con un tumulto importante entre ambas delegaciones tanto dentro de la cancha como en la poco confortable platea del reducto, en donde dirigentes de ambos clubes y medios de comunicacion se enfrascaron en un scrum de rugby que sólo fue apaciguado por los efectivos policiales.

Fue un mal partido y un final digno de los viejos partidos de la MLB en donde las tensiones se volvieron a enfrascar, y mientras dure esta rivalidad entre Milad y Uauy, ahora mas que nunca que estamos en año electoral en Quilin, todo indica que los partidos entre Palestino y Curico habrá de todo, menos paz y deportividad.

MEDALLANO

ORO: Maxi Salas
PLATA: Diego Coelho
BRONCE: Nicolas Meza
LATA: Agustin Nadruz
CARTON: Todo el equipo Arbitral
PLOMO: Todos los dirigentes y los CMs

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